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SANTA CRISTINA DE VALMADRIGAL: Estos días estamos disfrutando de unos vientos, fuertes...

Estos días estamos disfrutando de unos vientos, fuertes y fríos, y si un día es fuerte al siguiente se supera. Estos días las gorras no cubren las cabezas pues salen volando sin necesidad de disponer de alas para hacerlo.
Cada año, cuando llegan estos episodios de vientos, me vuelven a la memoria unos momentos inolvidables de aquellos días en que pasábamos de la escuela al azadón, es decir: nos habían hecho hombres sin ser otra cosa que niños en un cuerpo grande, alto y flaco, sin derecho a jugar, pero con obligación de trabajar. ¡Dios, que pronto nos rompieron los sueños!
Fue una tarde, mes de febrero o quizá marzo, (por la mañana a la escuela, por la tarde a trabajar) me fui con Tonino a podar barcillares allá entre Carresagún y Vallejo. El viento soplaba de norte, fuerte y racheado, y pienso que al atravesar las montañas, (esas que desde el pueblo se ven siempre nevadas, y que son los Montes de León, Picos de Europa y compañía, esas que aparecen en la magnífica foto panorámica de Tasio), se llevaba consigo todo el frío de la nieve, y cuando llegaba a nosotros cortaba como un cuchillo, secaba los labios y se rompían, la cara se cuarteaba, en las manos, si al podar, los sarmientos te producían un roce, la herida era segura, pero la sangre era mínima, pues se secaba en el acto; pues este amigo, el único dueño de la tierra según el paisano cuenta nubes, ¡hay que ver lo que da León!.
Como digo, cuando subíamos el línio aprovechando la pendiente y no haber de agacharnos tanto, levantaba la chaqueta, jersey etc. Y salía por el pescuezo llevándose consigo el poco calor que nos quedaba en el cuerpo. Decidió Tonino de darnos la vuelta y que el viento nos pillara de cara, aunque hubiéramos de agacharnos más y fuere el trabajo más incómodo; así conseguimos mantenernos un tiempo en el trabajo tan ingrato y cuando llegamos al final del línio nos fuimos a la abrigada de una manojera que había allí, de algún barcillar rayano, mirando de rehacernos un poco de aquel suplicio. Los manojos en montón informe no cortaban el viento así que los colocamos un poco y ya en posición si pudimos disfrutar de un poco de amparo. Allí, arrebujados en los viejísimos...