. Felicidad: Rogelio está estos días muy contento pues son más de cien los amigos que estos días vienen a esta página a leer las historias que forman parte de su vida y ya no recuerdan.
Son historias que por alejadas en el tiempo, se tiende a pensar que nunca fueron, pero no, son reales, y la gente que las protagonizó, quizá pudiera añadir detalles que las convirtiera en ejemplos de coraje, y quizá algún poeta loco cantara sus épicos momentos, de soledad, de entrega desmedida, de renuncia.
Quizá también, si esos jóvenes enfundados en ropa de marca, con “esmárfonos” en los bolsillos y demás símbolos del “progreso”, que se quejan de la falta de horizontes en que ejercitar sus conocimientos técnicos, adquiridos en las universidades, conocieran los sacrificios y esfuerzos que sus abuelos hicieron para cambiar el mundo que se encontraron, quizá, digo, quizá cambiaran de opinión sobre muchas cosas.
Quizá, Felicidad, pues que están vivos, algún día al abrir esta página nos encontremos la sorpresa que alguien nos ha contado sus experiencias, y será sin duda digno de admiración.
QUIZÁ.
Son historias que por alejadas en el tiempo, se tiende a pensar que nunca fueron, pero no, son reales, y la gente que las protagonizó, quizá pudiera añadir detalles que las convirtiera en ejemplos de coraje, y quizá algún poeta loco cantara sus épicos momentos, de soledad, de entrega desmedida, de renuncia.
Quizá también, si esos jóvenes enfundados en ropa de marca, con “esmárfonos” en los bolsillos y demás símbolos del “progreso”, que se quejan de la falta de horizontes en que ejercitar sus conocimientos técnicos, adquiridos en las universidades, conocieran los sacrificios y esfuerzos que sus abuelos hicieron para cambiar el mundo que se encontraron, quizá, digo, quizá cambiaran de opinión sobre muchas cosas.
Quizá, Felicidad, pues que están vivos, algún día al abrir esta página nos encontremos la sorpresa que alguien nos ha contado sus experiencias, y será sin duda digno de admiración.
QUIZÁ.