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SANTA CRISTINA DE VALMADRIGAL: De unos días a esta parte, me asalta con inusitada...

De unos días a esta parte, me asalta con inusitada frecuencia una imagen en un momento muy especial para mí.
En aquel momento me arrancó una carcajada callada y cerrando la boca no fuese que alguien al verme se sintiera o sintiese descubierto y ofendido. Hoy, todos estos días y tantas veces cada día, cuando al recuerdo llega la deliciosa imagen, sigue acudiendo también la sonrisa si no la carcajada, ya no callada. Son ventajas de poder mirar de frente y ver por el lado, así despistas.
Momento solemne, de recogimiento, (el sitio imagínatelo) una madre y su hija (18-20 añitos) preciosa, sentadas una junto a la otra. La madre tras unas gafas de sol parece que siempre apunta al centro y adelante, parece absorbida por el momento, la hija está más distendida, quizá mentalmente ausente, no importa…de pronto, como si obedeciera a un resorte, rapidísimamente, la mano derecha sale disparada hacia la falda de la niña, que quizá habrá ido subiendo más de lo aceptable por la mamá, la obliga a bajar de un tirón, y con la misma rapidez vuelve a cruzarse sobre el regazo como estaba uno segundo antes. La chica, un poco asustada, mira a su madre, que le pega un repaso en total silencio con solo un gesto de la cara, un movimiento de la cabeza y un despectivo volver a la posición de mirar al frente y al centro como si estuviera realmente interesada en lo que estaba sucediendo unos metros más allá.
Estoy convencido que ninguna de las personas que estaban en el contorno se enteró del acto, pero para mí fue un recuerdo de otros días.
¡Que maravilloso instante, que delicia!
¡Dios mío, que hermosura!
En S. 18-05-17 Rogelio.