En el poniente dorado
por una luz de despedida,
en la tarde de
verano,
como una vela latina
de ese
barco de misterio,
del viento toda hinchada,
por un
mar de nubes negras,
navega la luna nueva.
En el silencio del
campo
llega la
noche callada,
y mirando el horizonte
se llena de paz el alma.