HOY.
Hoy, 11/11/17 o casi, una lluvia torrencial de recuerdos va golpeando mi memoria. Estamos en un día gris que amenaza lluvia, aunque a menudo luce un momento el sol, pálido y débil, pero suficiente para romper la monotonía de una luz triste, y dar una esperanza de calor a un día frío, otoñal, que anuncia ya los largos días de invierno.
Mansilla.
Feria de san Martino.
Las calles llenas de gente y de vida.
En la plaza del Grano, a medio camino entre los soportales, el turronero, micrófono en ristre, perora vendiendo su inmejorable producto; excelente y al mejor precio. Y en el lote para que lo disfrute usted y su familia y por el mismo precio le añadimos una barra de…y mire usted señora: porque me ha caído usted simpática le regalo una torta de…a ver, a ver, no se arremolinen que hay para todos, que no se acaba…y si señor, otro lote para este caballero faltaría más y si me compra usted otro para la vecina o la parienta aun le regalo otra… y verá como queda de contenta…
¡Qué magnífico espectáculo aquella parada de feria arremolinada de gente expectante y dispuesta a comprar, que no era sino un camioncete con su toldo blanco y la puerta trasera abierta, y convertida en la mejor tienda del mundo por mor de la simpatía y maneras de aquel magnífico vendedor, ducho en jornadas como aquella!
Sorteando gente y paradas llegamos al restaurante para comer el mejor bacalau del mundo, pues en eso lo convirtió la compañía, tantas veces deseada, las historias de la conversación, el ambiente …
¡Ay, quién pudiera repetir aquel momento!
Hoy, 11/11/17 o casi, una lluvia torrencial de recuerdos va golpeando mi memoria. Estamos en un día gris que amenaza lluvia, aunque a menudo luce un momento el sol, pálido y débil, pero suficiente para romper la monotonía de una luz triste, y dar una esperanza de calor a un día frío, otoñal, que anuncia ya los largos días de invierno.
Mansilla.
Feria de san Martino.
Las calles llenas de gente y de vida.
En la plaza del Grano, a medio camino entre los soportales, el turronero, micrófono en ristre, perora vendiendo su inmejorable producto; excelente y al mejor precio. Y en el lote para que lo disfrute usted y su familia y por el mismo precio le añadimos una barra de…y mire usted señora: porque me ha caído usted simpática le regalo una torta de…a ver, a ver, no se arremolinen que hay para todos, que no se acaba…y si señor, otro lote para este caballero faltaría más y si me compra usted otro para la vecina o la parienta aun le regalo otra… y verá como queda de contenta…
¡Qué magnífico espectáculo aquella parada de feria arremolinada de gente expectante y dispuesta a comprar, que no era sino un camioncete con su toldo blanco y la puerta trasera abierta, y convertida en la mejor tienda del mundo por mor de la simpatía y maneras de aquel magnífico vendedor, ducho en jornadas como aquella!
Sorteando gente y paradas llegamos al restaurante para comer el mejor bacalau del mundo, pues en eso lo convirtió la compañía, tantas veces deseada, las historias de la conversación, el ambiente …
¡Ay, quién pudiera repetir aquel momento!