Y otra noche me decía…(la luna) hace años ya de eso, ¿recuerdas aquella noche de fiesta en la plaza del pueblo, donde te sentabas cerca de C. y otros y observabas sus miradas intentando descubrir sus pensamientos? yo también estaba allí, como hoy, un poco escondida entre unas nubes juguetonas, y te veía sufrir. Tú les conocías a todos, pero ellos no sabían de ti, ni quién eras ni porqué mirabas todo con tanto interés. Extraño entre los tuyos y extraño entre los otros, extraño siempre, mas siempre contigo en paz, con hambre en los ojos y una sonrisa interior.
Tus ojos, inquisidores de gestos, pretendían no perder detalle de las cosas que ocurrían en aquella noche de fiesta. Como siempre, los niños jugaban, las adolescentes se vestían como las mayores soñaban, aunque las faltase el valor para hacerlo. ¡Qué bonito te parecía que en el fondo nada hubiera cambiado! La juventud ya no era tan joven como la de antaño, te parecía que fuesen viejos sin ilusiones, vencidos, cansados, como si todos estuvieran hastiados de la vida; incluso te pareció ver fantasmas de otros momentos ocupando sitio en la pista de baile.
A solas con sus problemas, sus amores, sus desengaños, ausente el alma, y el pensamiento pendiente de una lueñe nube blanca, por entre los que en la pista bailaban, una sombra se paseaba.
Y vistes también el amor en una mirada, y hablar con los ojos.
Y vistes también, ¿recuerdas?, al amor de tu vida, al primero, al que nunca se olvida.
Y a mi luz vistes, el beso en su mirada.
Y recuerdo tú pensamiento: la vida, la vida, esa cabronada…
Tus ojos, inquisidores de gestos, pretendían no perder detalle de las cosas que ocurrían en aquella noche de fiesta. Como siempre, los niños jugaban, las adolescentes se vestían como las mayores soñaban, aunque las faltase el valor para hacerlo. ¡Qué bonito te parecía que en el fondo nada hubiera cambiado! La juventud ya no era tan joven como la de antaño, te parecía que fuesen viejos sin ilusiones, vencidos, cansados, como si todos estuvieran hastiados de la vida; incluso te pareció ver fantasmas de otros momentos ocupando sitio en la pista de baile.
A solas con sus problemas, sus amores, sus desengaños, ausente el alma, y el pensamiento pendiente de una lueñe nube blanca, por entre los que en la pista bailaban, una sombra se paseaba.
Y vistes también el amor en una mirada, y hablar con los ojos.
Y vistes también, ¿recuerdas?, al amor de tu vida, al primero, al que nunca se olvida.
Y a mi luz vistes, el beso en su mirada.
Y recuerdo tú pensamiento: la vida, la vida, esa cabronada…