En estos días cortos con menos alegrías que penas, uno quiere juntar cuatro letras para formar dos palabras con las que felicitar las fiestas a las amistades, pero cuesta tanto hacerlo…
La mente vuela siempre al rincón de los recuerdos buscando alimento para el alma. Allí hay buenos y malos. Los malos no quiero ni revivirlos ni olvidarlos, pues fueron también formadores de realidades, y de los buenos brillan más los más lejanos.
Como estrellas titilantes brillan aquellas noches de celebraciones en la cocina caliente, con cena de dos platos, alubias blancas y pollo guisado. ¡La mesa se veía tan llena! Había pan tierno, una jarra con vino y, de postre, algunas galletas para los niños. Sentados en su derredor los padres y sus hijos, mis hermanos, (abuelos no recuerdo, quizá ya se habían ido) y había también algo inmaterial que lo llenaba todo con un color y una luz que no venía de la bombilla de 25W, que de la biga gorda del techo, colgaba sobre la mesa. Esa luz, ese color y calor, ese espíritu festivo, DE NAVIDAD, cada año por estas fechas aflora desde el pozo de los sentimientos y golpea el corazón hasta dejarlo dolorido y humedecer los ojos.
En fin, que seáis felices, el horizonte negro cambie de color, y tengáis buena compañía.
Como se decía antaño: FELICES PASCUAS.
¡Que Él nos acompañe siempre!
En S. Navidad de 2018.
La mente vuela siempre al rincón de los recuerdos buscando alimento para el alma. Allí hay buenos y malos. Los malos no quiero ni revivirlos ni olvidarlos, pues fueron también formadores de realidades, y de los buenos brillan más los más lejanos.
Como estrellas titilantes brillan aquellas noches de celebraciones en la cocina caliente, con cena de dos platos, alubias blancas y pollo guisado. ¡La mesa se veía tan llena! Había pan tierno, una jarra con vino y, de postre, algunas galletas para los niños. Sentados en su derredor los padres y sus hijos, mis hermanos, (abuelos no recuerdo, quizá ya se habían ido) y había también algo inmaterial que lo llenaba todo con un color y una luz que no venía de la bombilla de 25W, que de la biga gorda del techo, colgaba sobre la mesa. Esa luz, ese color y calor, ese espíritu festivo, DE NAVIDAD, cada año por estas fechas aflora desde el pozo de los sentimientos y golpea el corazón hasta dejarlo dolorido y humedecer los ojos.
En fin, que seáis felices, el horizonte negro cambie de color, y tengáis buena compañía.
Como se decía antaño: FELICES PASCUAS.
¡Que Él nos acompañe siempre!
En S. Navidad de 2018.