Camino al cementerio me llevan mis pasos, en una noche de ensueño en que todo parece cierto y nada es verdad.
Mis amigos allí me esperan. En la soledad del Camposanto charlaremos un rato. Quizá de los viejos tiempos, pues los nuevos…
Y el día de la patrona, procesión. Por los cantos de las aceras te vas tropezando. Por el centro de la calle la cruz y los faroles, después, la imagen llevada en andas, y entre ambos, los pendones…
El de la frente despejada solía ir siempre entre los primeros, por la acera, buscando la sombra, con la gorra en la mano y sudando.
Y las campanas repicando… ¡Cómo las hace cantar Jesús Gallego, Jesús el cojo!
No se puede tocar las campanas e ir en la procesión.
Eso, Jesús lo sabía.
¡Qué cabezazo, me voy a romper el pescuezo!
Estos sueñecitos en despoblado…
Y la bendecida, ¿saldrá ya a la plaza para ver el vuelo de las golondrinas?
¿Qué precio tendrá un soplo de brisa fresca en una calurosa noche de verano?
Yo creo que es como un beso robado, nadie puede ponerles un precio.
Y el amor, Rogelio, ¿sabes tú dónde nace?
En el corazón…pero puedes encontrarlo en cualquier parte. Yo creo haberle visto alguna vez flotando en el aire.
El amor tiene muchas caras, nombres y definiciones, pero el bueno, el fetén, es el amor universal, el que no pregunta, el que siempre da, pero cuesta tanto mantenerlo…
¡Qué hermosa está la luna rielando en el mar!
Es la noche clara y fría; en el mar de plata se refleja la luz clara de la luna. Reina el silencio.
Súbete el cuello del abrigo, cógete a mí y paseemos. ¡Es tan larga y hermosa esta noche de invierno!
¡Qué lejos ya en el tiempo!
Las eras están llenas de aromas: la de mies trillada es la más fuerte, pero la el grano en sazón no es pequeña, y hasta la yerba reseca de los rincones también exhala su aroma de añoranza.
Estas noches del verano son muy hermosas.
Las parvas largas son de cebada, las de avena, más bajitas y negras.
Esas que se ven tan altas y blancas son las de trigo.
Dicen que la parca está de ronda por las eras de arriba.
En el tiempo de un año ya se han ido…
Sí, los mozos, después de cenar se vienen a las eras, dicen que para vigilar, pero yo creo que hay más de rondar que de vigilar.
Eso pregúntaselo a Patato o a Emiliano que eran de los buenos.
Hostias…otro cabezazo. Si sigo así me voy a romper el cuello. Tengo que
Mis amigos allí me esperan. En la soledad del Camposanto charlaremos un rato. Quizá de los viejos tiempos, pues los nuevos…
Y el día de la patrona, procesión. Por los cantos de las aceras te vas tropezando. Por el centro de la calle la cruz y los faroles, después, la imagen llevada en andas, y entre ambos, los pendones…
El de la frente despejada solía ir siempre entre los primeros, por la acera, buscando la sombra, con la gorra en la mano y sudando.
Y las campanas repicando… ¡Cómo las hace cantar Jesús Gallego, Jesús el cojo!
No se puede tocar las campanas e ir en la procesión.
Eso, Jesús lo sabía.
¡Qué cabezazo, me voy a romper el pescuezo!
Estos sueñecitos en despoblado…
Y la bendecida, ¿saldrá ya a la plaza para ver el vuelo de las golondrinas?
¿Qué precio tendrá un soplo de brisa fresca en una calurosa noche de verano?
Yo creo que es como un beso robado, nadie puede ponerles un precio.
Y el amor, Rogelio, ¿sabes tú dónde nace?
En el corazón…pero puedes encontrarlo en cualquier parte. Yo creo haberle visto alguna vez flotando en el aire.
El amor tiene muchas caras, nombres y definiciones, pero el bueno, el fetén, es el amor universal, el que no pregunta, el que siempre da, pero cuesta tanto mantenerlo…
¡Qué hermosa está la luna rielando en el mar!
Es la noche clara y fría; en el mar de plata se refleja la luz clara de la luna. Reina el silencio.
Súbete el cuello del abrigo, cógete a mí y paseemos. ¡Es tan larga y hermosa esta noche de invierno!
¡Qué lejos ya en el tiempo!
Las eras están llenas de aromas: la de mies trillada es la más fuerte, pero la el grano en sazón no es pequeña, y hasta la yerba reseca de los rincones también exhala su aroma de añoranza.
Estas noches del verano son muy hermosas.
Las parvas largas son de cebada, las de avena, más bajitas y negras.
Esas que se ven tan altas y blancas son las de trigo.
Dicen que la parca está de ronda por las eras de arriba.
En el tiempo de un año ya se han ido…
Sí, los mozos, después de cenar se vienen a las eras, dicen que para vigilar, pero yo creo que hay más de rondar que de vigilar.
Eso pregúntaselo a Patato o a Emiliano que eran de los buenos.
Hostias…otro cabezazo. Si sigo así me voy a romper el cuello. Tengo que