Una noche de verano, noche de buscar el fresco, vi en una acera de la plaza dos figuras semi tumbadas, no recuerdo si se veían solas o si formaran parte de un corro.
En la plaza había jaleo.
Chiguitos y chiguitas, corrían, chillaban, reían; o sea que jugaban como otrora, otros lo hacíamos.
Chavales y chavalas, ya más grandes a otra cosa jugaban.
Nada nuevo. En el mundo, que ya es viejo, siendo todo siempre lo mismo, siempre todo es diferente.
Básicamente depende del rol que interpretemos.
En sus sillas playeras, las figuras, parecía que jugaran a ver pasar las horas y contarse sus historias.
Debía hacer calor pues Pacita, no recuerdo, pero Publio se había quitado la gorra.
Sí, colgaba de la silla…
¿Estás seguro, Rogelio. No estaremos perdiendo el oremus?
En la plaza había jaleo.
Chiguitos y chiguitas, corrían, chillaban, reían; o sea que jugaban como otrora, otros lo hacíamos.
Chavales y chavalas, ya más grandes a otra cosa jugaban.
Nada nuevo. En el mundo, que ya es viejo, siendo todo siempre lo mismo, siempre todo es diferente.
Básicamente depende del rol que interpretemos.
En sus sillas playeras, las figuras, parecía que jugaran a ver pasar las horas y contarse sus historias.
Debía hacer calor pues Pacita, no recuerdo, pero Publio se había quitado la gorra.
Sí, colgaba de la silla…
¿Estás seguro, Rogelio. No estaremos perdiendo el oremus?