Aquí están las guapas nuestro pueblo. La doncella con corona y la túnica dorada, con su melena muy larga, tiene los ojos de niña y la boquita risueña, perdida en sus sueños la mirada y siempre andando, que nunca se cansa.
Y la chiquita, sentada, con el niño en el regazo y mirando interesada por lo que pasa en tu vida, y lo que ocurre en su casa; la melena corta, la cara redondeada, morenita, cual las mujeres, de nuestra tierra amada. La sonrisa en la boca, brillante la mirada, calla, espera y no dice nada. Está en su retablo, mirando la puerta de entrada. Dios te salve, Virgen de Gallegos, yo te ofrezco mi nostalgia, y, los sueños de otros días aún puedes poner en marcha, que aunque ya con pocas fuerzas, aún me queda la esperanza.
Y la chiquita, sentada, con el niño en el regazo y mirando interesada por lo que pasa en tu vida, y lo que ocurre en su casa; la melena corta, la cara redondeada, morenita, cual las mujeres, de nuestra tierra amada. La sonrisa en la boca, brillante la mirada, calla, espera y no dice nada. Está en su retablo, mirando la puerta de entrada. Dios te salve, Virgen de Gallegos, yo te ofrezco mi nostalgia, y, los sueños de otros días aún puedes poner en marcha, que aunque ya con pocas fuerzas, aún me queda la esperanza.