Alberto Rodrigo como pintor de cuadros rurales nos enseña a contemplar la verdadera dimensión estética y psicológica de sus cuadros.
Aquí se trata simplemente de una callejuela solitaria con pequeñas casas sobre las que se asoman muy pocas ventanas.
Son ventanas que no se adornan con cortinas ni floreros, que apenas tienen vida
interior porque sus habitaciones están todo el día en el campo.
Como colofón un gran árbol descarnado de hojas extiende hacia el cielo sus ramas sobre las que se notan los incipientes brotes de la primavera. Son embajadores de las futuras flores que besarán el aire con su perfume.
El cielo extiende su luz radiante sobre todo el cuadro, resaltando la paz de la callejuela de este paisaje rural admirablemente pintado. Carlos Etxeba
Aquí se trata simplemente de una callejuela solitaria con pequeñas casas sobre las que se asoman muy pocas ventanas.
Son ventanas que no se adornan con cortinas ni floreros, que apenas tienen vida
interior porque sus habitaciones están todo el día en el campo.
Como colofón un gran árbol descarnado de hojas extiende hacia el cielo sus ramas sobre las que se notan los incipientes brotes de la primavera. Son embajadores de las futuras flores que besarán el aire con su perfume.
El cielo extiende su luz radiante sobre todo el cuadro, resaltando la paz de la callejuela de este paisaje rural admirablemente pintado. Carlos Etxeba