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PREGÓN MERCADO MEDIEVAL SANTA MARÍA DEL RÍO 2014
Ilustres autoridades del pueblo, representantes de la Asociación cultural Virgen del Río, estimados santamareños y visitantes de este noble lugar... buena ventura tengáis.
Bienvenidos a este tercer mercado medieval de la villa, que aunque modesto y sencillo es NUESTRO mercado, y sólo eso ya le otorga una personalidad incomparable.
Además es más que un mercado y mucho más que medieval. Es la síntesis de una forma de vida, es unión, es un lugar para el intercambio de culturas. Y es un viaje también, un viaje a una época, que a pesar de considerarse “oscura” en la Historia Universal, nos ha conducido hasta aquí y en la que también se cantaba a los héroes, al amor, a la picaresca, a las aventuras a lomos de un caballo y al arte del buen vivir.
¿Y cómo era nuestro pueblo en aquella época tan antigua?
Escuchad, escuchad la historia que tengo que contaros…
Había un conde muy poderoso que tenía posesiones en todos los rincones de Castilla y León. Su nombre era Pedro Ansúrez y entre sus dominios estaba este pueblo. Allá por el año 1095 decidió donarlo a la Colegiata Santa María la Mayor de Valladolid. Más tarde, el monasterio se Sahún se hizo con estas tierras. En otro tiempo, al pueblo se le llamaba Santa María de Canraso, pero desde 1285, ni más ni menos, se le conoce ya como Santa María del Río.
Hoy nos queda de aquella época el arroyo Salguero, que conocemos como el reguero y poco a poco, en torno a él hemos ido conservando obras con las que nos identificamos y que han dotado de personalidad al pueblo. Como el campanario, que ha ido adaptándose a etapas y necesidades y en su larga historia lo mismo se ha usado para llamar a misa, convocar un concejo o anunciar un nacimiento que para invitar a una carrera de sacos o una buena comilona. También han servido las campanas a los más jóvenes para pedir que no acabe el el jolgorio, alguna que otra madrugada de septiembre, por ejemplo… Y a los más mayores para acordarse de las familias de los primeros.
Lo que queda también de aquella época lejana es la impronta de una tierra dura, como ésta, en sus vecinos, con una admirable capacidad de trabajo, sacrificio y superación.
Así que santamareños, gentes venidas de los más diversos lugares, alegraos del pasado de este pueblo, que no carece de grandeza, y estad orgullosos de su presente, al que no le falta valentía.
En este día de celebración…y sabemos que a fiesta pocos nos ganan, además es conocido en el mundo entero que en ningún lugar se come y se bebe como en un pueblo en el que se celebra algo, así que coman, beban y sean felices. Disfruten oriundos y forasteros juntos de este tercer mercado medieval de Santa María del Río.
Quiero despedirme con una cita que bien puede resumir la esencia de un pueblo: “uno a uno, todos somos mortales, juntos somos eternos”.
Ahora sí…salud, alegría y buena mercadería.
LORENA PACHO
Ilustres autoridades del pueblo, representantes de la Asociación cultural Virgen del Río, estimados santamareños y visitantes de este noble lugar... buena ventura tengáis.
Bienvenidos a este tercer mercado medieval de la villa, que aunque modesto y sencillo es NUESTRO mercado, y sólo eso ya le otorga una personalidad incomparable.
Además es más que un mercado y mucho más que medieval. Es la síntesis de una forma de vida, es unión, es un lugar para el intercambio de culturas. Y es un viaje también, un viaje a una época, que a pesar de considerarse “oscura” en la Historia Universal, nos ha conducido hasta aquí y en la que también se cantaba a los héroes, al amor, a la picaresca, a las aventuras a lomos de un caballo y al arte del buen vivir.
¿Y cómo era nuestro pueblo en aquella época tan antigua?
Escuchad, escuchad la historia que tengo que contaros…
Había un conde muy poderoso que tenía posesiones en todos los rincones de Castilla y León. Su nombre era Pedro Ansúrez y entre sus dominios estaba este pueblo. Allá por el año 1095 decidió donarlo a la Colegiata Santa María la Mayor de Valladolid. Más tarde, el monasterio se Sahún se hizo con estas tierras. En otro tiempo, al pueblo se le llamaba Santa María de Canraso, pero desde 1285, ni más ni menos, se le conoce ya como Santa María del Río.
Hoy nos queda de aquella época el arroyo Salguero, que conocemos como el reguero y poco a poco, en torno a él hemos ido conservando obras con las que nos identificamos y que han dotado de personalidad al pueblo. Como el campanario, que ha ido adaptándose a etapas y necesidades y en su larga historia lo mismo se ha usado para llamar a misa, convocar un concejo o anunciar un nacimiento que para invitar a una carrera de sacos o una buena comilona. También han servido las campanas a los más jóvenes para pedir que no acabe el el jolgorio, alguna que otra madrugada de septiembre, por ejemplo… Y a los más mayores para acordarse de las familias de los primeros.
Lo que queda también de aquella época lejana es la impronta de una tierra dura, como ésta, en sus vecinos, con una admirable capacidad de trabajo, sacrificio y superación.
Así que santamareños, gentes venidas de los más diversos lugares, alegraos del pasado de este pueblo, que no carece de grandeza, y estad orgullosos de su presente, al que no le falta valentía.
En este día de celebración…y sabemos que a fiesta pocos nos ganan, además es conocido en el mundo entero que en ningún lugar se come y se bebe como en un pueblo en el que se celebra algo, así que coman, beban y sean felices. Disfruten oriundos y forasteros juntos de este tercer mercado medieval de Santa María del Río.
Quiero despedirme con una cita que bien puede resumir la esencia de un pueblo: “uno a uno, todos somos mortales, juntos somos eternos”.
Ahora sí…salud, alegría y buena mercadería.
LORENA PACHO