En Benavides pasé los mejores días de mi adolescencia; la
fiesta del
Cristo sigue siendo uno de los recuerdos más gratos que tengo de aquella época, casi perdida en el tiempo. Caudo de tarde en tarde en tarde paso por Benavides para ir a Antoñán -mi
pueblo- no puedo eludir la tentación de acercarme a la
cafetería de Graciano para tomarme el mejor café de toda la provincia.