Recuerdo con nostalgia, un día en ese tranquilo pueblo, subí a lo más alto, en donde había una especie de antena, allí era la cuna de la tranquilidad, en el pueblo recibi una atención espléndida, por parte de un señor, que me enseño un telar antiguo, fue uno de los días culturalmente hablando, más aprovechados de mi vida, desde mi Galicia y para todas las buenas personas de Santiago Millas, mis respetos
os llevo en el corazón.
No cambiéis nunca.
Un Gallego muy afortunado por haberos conocido.
os llevo en el corazón.
No cambiéis nunca.
Un Gallego muy afortunado por haberos conocido.