Ofertas de luz y gas

SANTIBAÑEZ DE ARIENZA: ! Así se habla, querido omañés!

Que seguadin lo deje.

Tirso: ¿Sabes lo que son los "carrapitos"?. Recibe un abrazo. Soy un admirador tuyo. Eres un gran naturalista.

Gracias a su semilla ablandada por los rigores del invierno, sobreviven los jilgueros en los dias mas duros del año.
Cada vez se ve menos, tambien esta desapareciendo, depende en alto grado del hombre.

! Viva el llosco, los chorizos de sábado, la cecina de castrón, las patatas a "La Duquesa", el pan de centeno, los fisuelos y el vino de Sandalio".

Hola Octavio o Tavines, como más te guste,
De todo el muestrario de productos de la tierruca que enumeras y enalteces, desconozco, no sé si por falta de memoria o porque nunca las conocí por ese nombre, las patatas a "La Duquesa". Ya supongo que el entrecomillado tendrá su qué, pero si no te es molestia y haces público el modo y manera de su preparación, así como los ingredientes y sazono, te quedaría muy agradecido.

Las patatas a "La Duquesa" son las patatas a "La Importancia". En mi casa del Castillo siempre se les llamó así. Era el plato estrella de mi madre Socorro. Son unas patatas tan sumamente sabrosas, deliciosas y de aspecto tan elegante que el que les dió ese nombre debió de pensar que se merecían ese calificativo tan aristocrático. Su preparación requiere gran paciencia y fuego lento. Imprescindible la tartera perigüela ó de pereruela. Las patatas omañesas están consideradas cómo un producto de alta calidad (especialmente las de secano).
Se cortan en forma de "panadera". Se fríen. Se sacan y se rebozan con huevo y harina. Se les hace un "majao" de ajo y perejil y se las pasa a la tartera perigüela, dejándolas cocer muy lentamente y moviéndolas con suavidad. Al final tendrán una presencia, compostura y sabor de auténtica Duquesa.

Gracias Octavio.
Ya me imaginaba que las comillas indicarían un tratamiento familiar o local del plato. Por el nombre de Importancia si que las conocía y también me gustaban mucho. Pero de eso hace mucho tiempo. Gracias a tu gentileza,
intentaré poner la receta en práctica, aunque no sea con las suculentas y socorridas patatas omañesas de secano y la cazuela no sea "perigüela" del cacharrero de los grandes "serones". No tendrán el mimo que tenían aquellas que te hacía a ti, con total dedicación, la señora Socorro. Pero me transportarán, risueño, a mis años de rapacín. No podré bajar al cuarto bajo por un jarro de vino, extraído, no sin dificultad, del pellejo de Sandalio; sacarle el aire para que no se pique, y volver a atar la boca con la retorcida y agranatada guita para que no se vertiera el sagrado líquido con aquel "risque" que daba y quitaba la galbana. Ni podré coger una gaseosa amarilla que picaba y te cortaba la respiración. Pero me regodearé, saboreándolas, envuelto en vivos y deseados recuerdos de niñez.
Un abrazo

! Así se habla, querido omañés!