La Iglesia de San Juan Bautista de Santibáñez de la Lomba, debería estar en pié. Si, es verdad, una gotera junto al Altar, que un albañil la repararía en media jornada de trabajo supuso su desaparición.
La primera vez que un camión se acercó a esa Iglesia fue para retirar un retablo policromado, que hoy se expone en el Museo Diocesano de León; sí, lo digo con rabia, para eso sí había dinero, para reparar la gotera, No.
La gotera se hizo más grande, y se hundió la parte delantera, ya vacía, se desmontó la cubierta, se bajaron las tejas (no me acuerdo que fue de ellas) y toda la madera, las campanas se llevaron para la Hermita y así acabó la Historia de la Iglesia de Santibáñez; final triste para tantas vivencias, tantos toques a “Resurrección”, ahora que se acerca el día, tantos bautizos, bodas y comuniones, también muchos funerales.
Si por mí fuera, para ver lo que ha quedado, lo habría quitado todo y el “Campar de la Iglesias”, pasaría a ser “La explanada del cementerio”.
No se de donde vino el barro para hacerla, ni las piedras, ni los carpinteros que hicieron el tejado; pero sí se que han desaparecido por dejadez, desgana, y alguna cosa inconfesable más.
La primera vez que un camión se acercó a esa Iglesia fue para retirar un retablo policromado, que hoy se expone en el Museo Diocesano de León; sí, lo digo con rabia, para eso sí había dinero, para reparar la gotera, No.
La gotera se hizo más grande, y se hundió la parte delantera, ya vacía, se desmontó la cubierta, se bajaron las tejas (no me acuerdo que fue de ellas) y toda la madera, las campanas se llevaron para la Hermita y así acabó la Historia de la Iglesia de Santibáñez; final triste para tantas vivencias, tantos toques a “Resurrección”, ahora que se acerca el día, tantos bautizos, bodas y comuniones, también muchos funerales.
Si por mí fuera, para ver lo que ha quedado, lo habría quitado todo y el “Campar de la Iglesias”, pasaría a ser “La explanada del cementerio”.
No se de donde vino el barro para hacerla, ni las piedras, ni los carpinteros que hicieron el tejado; pero sí se que han desaparecido por dejadez, desgana, y alguna cosa inconfesable más.