Muchas gracias por la
información. Mi autoestima infantil ha subido bastantes enteros. Tenía su qué.
Recuerdo que cuando salí de
casa mi padre me dió una peseta de papel para que comprara caramelos a la Pucha, pero me dijo: " No lo gastes todo".
Cuando llegué al prao Riofolloso, ya estaba mi padre quitando el "portillero", yo me acerqué a él y como el que ha relizado la mayor empresa, alargué el brazo hacia él, abrí el puño y le dije: Tenga, entera, no he gastado nada. Y allí en aquella manecilla
... (ver texto completo)