La pastora por la braña andaba careando con su perro la vecera de las vacas hacia los corrales que al lado del chozo estaban. El sol huyendo se iba y el viento camino del atardecer mas quieto se quedaba. Era tiempo de la cena y la fardela sacaba, allí había pan de centeno de una hogaza empezada, una tortilla en la fiambrera, un trocito de chorizo, que con la navaja cortaba. La lumbre daba el calorcito que faltaba para que cuando llegara el sueño la pastora descansara.