La más modestas
iglesias también tienen su
campana. Estas, no solamente servían para llavar a los habitantes a la oración y la misa, también servian para otras muchas cosas: llamar al
pueblo a combatir un fuego, marcar las horas de regreso al pueblo para
comer o descansar e incluso para congregar a los vecinos en el atrio para tratar temas de interés para los vecinos.