VAL DE SAN LORENZO: Situada en la falda meridional del Monte Irago, a los...

Situada en la falda meridional del Monte Irago, a los pies de La Cruz de Ferro, Andiñuela, en la cercan ¡a de Rabanal del Camino y Santa Marina, forma parte con ellos y el más alejado ya Santa Colomba, del grupo emblem tico de los pueblos maragatos del valle de Turienzo.

No son numerosas las citas documentales que de Andi¤uela poseemos en la ‚poca medioeval, sólo cuatro hasta donde yo conozco, y que pertenecen a los a¤os 923, 1027, 1046 y 1092. Sin embargo, a pesar de su cortedad en el n£mero, son harto suficientes como para poder asegurar que Andi¤uela, en tiempos pasados, debi¢ ser la localidad m s importante de toda la zona. No otra cosa se desprende del hecho de que, se nos hable del río de Ibdonia, o del valle de Ibdonia en épocas tan remotas como 1046 0 1092, y en documentos que tratan de zonas tan alejadas como Val de San Román, o Val de San Lorenzo.

Algunos estudiosos hablan de leyendas sobre la existencia de siete Andiñuela. En 1027 se mencionan sólo dos: Ibdonuela de Abajo, que pertenece por entero al Obispo de Astorga, e Ibdonuela de Arriba, en la que solamente una heredad, perteneciente a Havivo Solidiz, escapa al dominio de Astorga.

A pesar de esa escasez de citas, los topónimos que han llegado hasta hoy son harto elocuentes y demostrativos de su vida pasada. De entre ellos podemos destacar:

La Escrita,

El Palacio,

Valdelacarrera, y

Villalosada

De Ibdoniola de Abajo, en la actualidad sólo quedan las ruinas de su iglesia (la Iglesia de Santiago), que en los topópnimos figura como tal -"Tras la Iglesia de Santiago", año 1674-, y la zona que la circunda, que igualmente sigue denomin ndose "el Monte de Santiago", igual que en siglos anteriores -año 1773-, cuando se rompe el monte para ampliar las zonas de labor.

Este monte de Santiago muestra claros vestigios de explotaciones aur ¡feras romanas, algunos ante su tipolog ¡a piensan que pertenecen incluso a per ¡odos anteriores, y recuerdo haber visitado en mis años mozos la cueva, testigo mudo del m‚todo de "ruina montium" utilizado en esos laboreos mineros.

Iguales pruebas de los pasados tiempos son las conducciones de agua que todav ¡a hoy perviven, as ¡como las trazas de empedrado en diversos caminos.

Por otra parte, Andiñuela reune el puñado de top¢nimos m s evocadores de la vida tradicional de -quizás- toda Maragater ¡a; citemos a modo de ejemplo: Ardecarb¢n, El Couso, La Ferrer ¡a, Humiel del Gallo, Iruelas, El Pis¢n Viejo o El Prado del Toro, y no podemos dejar sin mencionar la cita a "Dos odres de mazar la leche viejos", en un inventario de bienes del año 1676.

Dos años antes de esa fecha, el Padr¢n de la Moneda Forera en Andi¤uela, arroja la cifra de 63 vecinos (m s el Lcdo. Pedro de Prada Cifuentes, cura del lugar), ninguno de ellos hidalgo, y de entre ellos, once pecheros cuantiosos, cinco de medianos posibles, y cuarenta y siete pecheros pobres.

Los apellidos "ricos" son los Alonso, Castro, De la Jousa, Marcos de Otero, y Del Palacio, y de ellos debemos destacar a Matheo Castro, que en su testamenteo (1694, Diciembre 17) declara que cuando se cas¢ ten ¡a solamente cuatro machos, y en la actualidad posee 23 machos de recua, una mula, y dos pollinas. Pienso que para la época, los negocios no se le dieron tan mal a nuestro arriero.

Del siglo XVIII poseemos varias muestras del talante innovador y progresista de los arrieros -maragatos ya- de Andiñuela. Como muestra podemos mencionar a Matheo Mart ¡nez Ramos, que junto con sus hijos Matheo y Antonio Mart ¡nez Marcos, se asocian con otros maragatos de Castrillo para conducir en nuestras requas y otras todos los caudales pertenecientes al Banco Nacional de San Carlos de la Villa y Corte de Madrid, desde el Reyno de Galicia a las ciudades villas y lugares deste Reino de España, y fuera del (1786, Octubre 5), y otro maragato, Jos‚ Botas, inspirado muy probablemente por los ilustrados que introdujeron los nuevos m‚todos -franceses- de salazón en Galicia, entra en tratos con unos pescadores de Corme, adelant ndoles dinero para asegurarse la producción -en este caso concreto, de congrio- (1799, Julio 14).

Pero, como en tantos otros pueblos de La Somoza, mientras los maragatos mejoraban ostensiblemente en posición y caudales, los labradores iban descendiendo su nivel de vida, y así tenemos en Enero de 1741, al Concejo de Andiñuela solicitando permiso para roturar los pagos de "El Ramayla, Mata de Camba, La Silba, Camino de Rabanal y Valdelacarrera", ya que "se allaban tan pobres y necesitados, que algunos de los vezinos de el, abian dejado sus casas pas ndose con sus familias a tierra de Campos y otras partes a fin de trabajar y sustentarse con el labor de sus manos y sudor de sus cuerpos..." (escriban ¡a de Turienzo, año 1741, s. f.)

Durante la Guerra de la Independencia, en Andiñuela estuvo estacionado un destacamento del ejército español (probablemente artiller ¡a, pues se le denominaba "parque"), situación que provocó roces entre esta localidad y Turienzo, pues al parecer exig ¡an con exceso contribuciones a la cabeza de su jurisdicci¢n, habiendo llegado hasta el arresto del Regidor, y su conducción preso y golpeado, hasta Andi¤uela.

Y ya sólo nos queda referirnos a un hijo de Andiñuela que pudo haber hecho mucho por la tierra, tal y como lo demostr¢ en vida, y al que se llevó la vor gine de nuestra incivil guerra. Creo que todos habrán adivinado que me refiero a D. Toribio Mart ¡nez Cabrera, el General Cabrera, quizás descendiente de aquellos Mart ¡nez, los arrieros que se ocuparon del transporte de los caudales del Banco de San Carlos.

Hoy Andiñuela, la antigua Ibdonia, es una muestra más del estrago que los nuevos tiempos han tra ¡do a Maragater ¡a, con s¢lo las rotas paredes de las grandes casas arrieras como muestra de aquella ‚poca en que los maragatos acog ¡an en sus viviendas a personajes de Car cter, Dignidad y Distinción, cuando transitaban desde Castilla a Galicia, y al contrario.

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