Oración para el día tercero
Tristísima y dolorosísima
Virgen María mi Señora, que animada del mas noble espíritu y amor a vuestro dulce Hijo, no fueron bastantes a contener, vuestra deliberación las acerbísimas penas que habian de atribularlos al ejecutar su martirio y crucifixión, que esforzada aunque angustiadísima, presenciasteis, antes bien, permanecísteis constante delante del divino Crucifilo, viéndole padecer por los pecados del mundo, oyendo las execrables injurias y blasfemias con que uno
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