Bonita historia Carlos, he ahí las huellas de los forcaos, el desgaste de la piedra caliza en los caminos sobre todo hacia Villarín es patente, ¿cuántos pasarían por ahí?
Recuerdo cuando se segaba y se recogía la hierba ya seca y ayudábamos a pisar la paja en los pajares, lo bien que nos lo pasábamos. A esas mismas huellas me referí anteriormente en otro post.
Hacen ver que antiguamente en el pueblo la dedicación tanto a la labranza, ganadería etc. debió ser primordial, todavía conocimos la trilla en las eras donde se hacían las fiestas, seguido de donde hoy en día está el restaurante de Senen.
¿Cuantos forcaos pasarían por ahí para dejar esas huellas impresas en la roca?