A todos nos tocó hacer recados en la
tienda de Magadalena.
Salir de la
escuela.
Llegar a
casa.
Y ¡hale! vete a por esto o lo otro a donde Magdalena.
Lucio solía subir con sus golosinas los domingos a venderlas en el
cine en
Ciñera. Creo recordar que tenían un hijo llamado Emilio.