A punto de subir al tren para olvidarnos de esta pegajosa humedad que nos sofoca, camino del pueblo donde pasaremos dos semanas de refresco, se me antoja leer lo que Widgram escribió sobre nuestra tierra hace ahora 108 años. La traducción (libre) es de este servidor:
“The scenery is perhaps less attractive, but on
the whole even more striking; for the rocks, as in
all Spanish landscapes, take most daring and
original forms. The most remarkable example is
near the foot of the descent, just before arriving at
the village of Pola de Gordon. Here the limestone
strata have been tilted up absolutely vertical,
hard layers alternating with soft, like the fat and
lean in a piece of streaky bacon. The principal
hard layer forms the precipitous face of a
mountain, and stretches for a miIe or more along
the river, like a huge surcharged retaining wall; the complementary layers are at first buried in the mass behind; but presently the ridge dips to
give passage to the river, and rises again beyond in a bold conical hill, so that all the layers become at once exposed. The soft strata at this point
are entirely, weathered away and the hard remain,
like huge parallel cock's-combs, rising as straight
and steep as the parapets of a gigantic stairway.
These razor-back IÍlnestone ridges are a very
characteristic feature of Spanish mountain scenery;
but nowhere else have I seen them quite so strongly
marked as here.”
“Nothern Spain” pags 129-130, Edgard Widgram, 1906, London
En su conjunto el paisaje resulta sorprendente; porque las montañas, como en toda España, adoptan las mas atrevidas y originales formas. El ejemplo más notable yace a la bajada del puerto, justo antes de llegar al pueblo de Pola de Gordón. Aquí se observa que las capas de caliza se disponen con absoluta verticalidad; alternando capas duras y blandas. La principal capa dura vertical forma la cara frontal de una sucesión lineal de montañas que se alarga una milla actuando como descomunal pared de retención de carga. Las capas complementarias se encuentran ocultadas por detrás de ésta que, después de ser socabadas por el río, se erigen de nuevo en una única colina con todas sus capas expuestas; de las cuales las blandas han sido erosionadas y las duras permanecen inalterables formando descomunales paredes verticales a modo de paralelas crestas de gallo. Estas escarpadas capas de caliza son un rasgo típico del paisaje montañoso de España; pero en ningún lugar las había visto tan pronunciadas como aquí.
“The scenery is perhaps less attractive, but on
the whole even more striking; for the rocks, as in
all Spanish landscapes, take most daring and
original forms. The most remarkable example is
near the foot of the descent, just before arriving at
the village of Pola de Gordon. Here the limestone
strata have been tilted up absolutely vertical,
hard layers alternating with soft, like the fat and
lean in a piece of streaky bacon. The principal
hard layer forms the precipitous face of a
mountain, and stretches for a miIe or more along
the river, like a huge surcharged retaining wall; the complementary layers are at first buried in the mass behind; but presently the ridge dips to
give passage to the river, and rises again beyond in a bold conical hill, so that all the layers become at once exposed. The soft strata at this point
are entirely, weathered away and the hard remain,
like huge parallel cock's-combs, rising as straight
and steep as the parapets of a gigantic stairway.
These razor-back IÍlnestone ridges are a very
characteristic feature of Spanish mountain scenery;
but nowhere else have I seen them quite so strongly
marked as here.”
“Nothern Spain” pags 129-130, Edgard Widgram, 1906, London
En su conjunto el paisaje resulta sorprendente; porque las montañas, como en toda España, adoptan las mas atrevidas y originales formas. El ejemplo más notable yace a la bajada del puerto, justo antes de llegar al pueblo de Pola de Gordón. Aquí se observa que las capas de caliza se disponen con absoluta verticalidad; alternando capas duras y blandas. La principal capa dura vertical forma la cara frontal de una sucesión lineal de montañas que se alarga una milla actuando como descomunal pared de retención de carga. Las capas complementarias se encuentran ocultadas por detrás de ésta que, después de ser socabadas por el río, se erigen de nuevo en una única colina con todas sus capas expuestas; de las cuales las blandas han sido erosionadas y las duras permanecen inalterables formando descomunales paredes verticales a modo de paralelas crestas de gallo. Estas escarpadas capas de caliza son un rasgo típico del paisaje montañoso de España; pero en ningún lugar las había visto tan pronunciadas como aquí.