Aquel aire entre el resplandor y la muerte se hace
sustancia que no alcanzan a borrar los días y los
vientos. El contenido de la edad son estos lienzos
transparentes.
Signos exactos e incomprensibles. Están en mí con el
valor de una llaga; algunas cifras arden en mis ojos.
Eran días atravesados por los símbolos. Tuve un
cordero negro. He olvidado su mirada y su nombre.
Al confluir cerca de mi casa, las sebes definían sendas
que, entrecruzándose sin conducir a ninguna parte,
cerraban minúsculos praderíos a los que yo acudía con
mi cordero. Jugaba a extraviarme en el pequeño
laberinto, pero sólo hasta que el silencio hacía brotar
el temor como una gusanera dentro de mi vientre.
Sucedía una y otra vez; yo sabía que el miedo iba a
entrar en mí, pero yo iba a las praderas.
Finalmente, el cordero fue enviado a la carnicería, y yo
aprendí que quienes me amaban también podían decidir
sobre la administración de la muerte.
Buenos dias Mario y demas amigos de este foro
Un feliz dia para todos
Un abrazoooooooooooooooooooo
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