El primero de enero, tararí,
sera tan gris como un jueves cualquiera,
sin Drácula escalando el Pirulí,
ni marcianos cruzando la frontera.
Más de lo mismo bajo el
cielo añil,
Cronos en su fugaz trono vacío,
la anoréxica luna giligil
no exportará vacunas contra el frío.