Descendemos del
valle, alto y hermoso - y desde las Pedrosas, contemplamos - ese
barrio querido que habitamos, - donde en calma vivimos y en reposo.
Destaca, al fondo, grave y suntuoso, - un panorama esbelto que admiramos - con los ojos del alma en que captamos - toda su majestad ¡divino gozo!
Mas, quedamos suspensos un instante - ya que está de nosotros tan distante - nuestro barrio de ayer y el panorama.
Y como en soliloquio, repetimos: - Barrio querido en que
feliz vivimos - ¡Quien mucho te recuerda, más te ama. CÁNDIDO GARCÍA