Es domingo. La madre diligente, - prepara ropa limpia a sus pequeños, - después que hubo encendido algunos leños, - y entregársela así tibia y caliente.
Un toque de
campanas ya se siente, - que en anunciar la misa pone empeño - el viejo señor cura lugareño, - que es cura, y confesor, y penitente.
Penitente, dejando a Poladura - y atravesar la Hoz, fría y
nevada, - para estar en Viadangos a la hora - de la solemne misa acostumbrada - donde el creyente se arrodilla y ora. CÁNDIDO GARCÍA