Se adivina la
calle y el Concejo, - tras esas
casas, que apiñadas, miro, - y la copa alargada en un suspiro, - que va hacia arriba de un palero viejo.
La calle bifurcada hacia el reguero, - que en la
Iglesia y en la
escuela se abre paso, - y avanza aquí y allá, como al acaso, - hacia
Fuente Merienda, o al Otero.
El Rebollar, el Coto, las Majadas, - Alto los Cantos, Cuarrumión, Sumiero, - Ruta a Moncorvo y crestas empinadas.
Esa vuestra visión, hoy me acompaña - porque, aunque pobres, sois el mundo entero, - sois, para mi alma, lo mejor de
España. CÁNDIDO GARCÍA