La placidez del
valle en el estío, - hincha la vida que a vivirla impele. - No importa que en
invierno nieve o hiele. - o sople el cierzo, contumaz y frío.
Llegando mayo, renovado brío, - se nota en todo y hasta el prado huele - a hierba y
flores, porque mayo suele - ser pródigo en sol y en el rocío.
Se ara la tierra y se adereza el prado. - Se siembra el
fruto que ha de ser sembrado, - y se lleva la leña a los hogares.
Que larga es la labor y el tiempo breve, - y hay que ubicarlo todo antes que nieve, - en arcas, patateros y
pajares. CÁNDIDO GARCÍA