A la vera del
río, en el vallado, - que el césped finge terciopelo fino, - se levanta el cuadrado del
molino, - bajo el ángulo agudo del
tejado.
No parece sino que allí encantado - por mano duende, se agazapa mohíno, - pero que es a la vez como un destino - para lo habitantes del poblado.
Su estructura, industriosa y primitiva, - en rodezno,
canal y
piedra estriba, - con otros accesorios que la mano
del hombre, artista en su didacta
escuela, - movimiento le dio para que muela, - y en blanca harina, convertir el grano. CÁNDIDO GARCÍA