Así tan cuidada como está ahora, catedral parce. Si las piedras hablaran cuántas cosas nos dirían. Cuántas celebraciones de vida y de muerte. Ahora por desgracia más de las últimas, pero cuando éramos pequeños predominaban los bautizos.
Cuánto hemos jugado en el pórtico cuando llovía y subido por la escalera oscura del campanario que daba tanto miedo, a mí por lo menos. Aguantarse las ganas de tocar las campanas cuando subíamos y lo respetábamos a rajatabla, porque no se podía confundir a la gente....