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VILLABANDIN: Qué agradable es pasear por un senderos paralelo al...

Qué agradable es pasear por un senderos paralelo al río, a la sombra de los árboles, escuchando el agua deslizarse suavemente hacia el mar, extasiarse mirando la transparencia de un río de montaña, ver el agua avasallar las piedras pulidas y limosas por efecto de las lamidas durante milenios de la corriente. El río de Villabandín sació nuestra sed y la de nuestros animales, nos regaló truchas que le extraíamos a hurtadillas del guardarríos para equilibrar un poco nuestra dieta basada en la matanza, lavó nuestra ropa y nuestra piel, regó nuestras huertas y nuestros prados y le pagábamos usándolo de vertedero para nuestras cloacas. Él siempre tuvo capacidad de regeneración y con las primeras crecidas volvía a lucir limpio e impetuoso. Menos mal que el río no piensa, si pensara, a este de Villabandín le parecería una utopía llegar al mar por lejano, pero como no piensa se limita a transcurrir monótono y constante hasta morir en ese mar que le espera como un glotón.