Quién inventó el cero:
El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón, acaba de publicar «Apocalipsis Matemático», un libro con «las revelaciones +divertidas y +grandiosas» de este ámbito
Para muchos, las matemáticas son un fastidio, un galimatías sin sentido, un extraño idioma al nivel arameo antiguo. Sin embargo, hay quien se empeña en enseñar que en realidad los números no son solo pesadillas en tiempo de exámenes y que pueden ser incluso algo doloroso, cuando la calificación que nos ponen en alguna asignatura, es UN CERO.
Sáenz de Cabezón recopila de forma amena e incluso práctica «las revelaciones +divertidas y +grandiosas de las matemáticas». Aquí, algunas curiosidades acerca del número más «singular» de todos: El cero.
¿Quién inventó el cero?
Fueron los babilonios y los mayas, quienes de forma independiente idearon este cero. Los primeros fueron seguramente a partir de quienes llegó este sistema a India, en donde evolucionó para convertirse en un número de pleno derecho.
¿Qué pasaba mientras en Europa?
Ni griegos ni romanos contemplaban el cero (y aun así llevaron a cabo descubrimientos que han servido de base a mucha de la ciencia actual), y hubo que esperar hasta la Edad Media, momento en el que los árabes entraron por la península ibérica y le enseñaron las bondades de la mágica cifra al «mundo civilizado».
«A veces damos por supuesto que las cosas en matemáticas resultan más naturales o más obvias para todos de lo que en realidad son, y la historia del cero es un ejemplo tremendo de todo lo contrario: algo que para nosotros es hoy de uso corriente, y que parece que ha estado ahí toda la vida, costó siglos y siglos comprenderlo y encontrar su verdadera utilidad en matemáticas. Y todavía no llegamos a dominar del todo.».
«El cero es una singularidad, un elemento extraño y, sin embargo, resulta una pieza fundamental en el edificio de las matemáticas. Si un día se produce el Apocalipsis Matemático, en algún momento el cero bajará en su trono de oro y se multiplicará con todo aquel que se encuentre, haciéndolo desaparecer para siempre en el abismo de lo nulo».
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