CAMINO DE VILLABLINO
Camino de Villablino, iba el estrecho tren, con su chasquido de trueno, soplando el humo cansado, de la sonriente locomotora, que atravesaba las montañas, vestidas de fértil arboleda, que baja a beber al Sil, entre capas de carbón, que son la negra esperanza, de las minas arruinadas, que el ferrocarril abraza, como una culebra de vapor, que va de estación en estación, dejando los suspiros de la vida, entre tormentas de sudor, para que Ponferrada sonría, al ver los bravos mineros con las lámparas apagadas, buscando la mejor
diversión, que sabe a mina profunda, y abandonada costumbre
de cabalgar en el ferrocarril, para llegar a Ponferrada a
dejar la miserable paga.
Cuántos encantados recuerdos, vienen a mi pensamiento, de la Empresa "La Minero"a la que dediqué toda mi vida laboral, saboreando el negro turrón, de la esencia de mi vida
en el tren de mi destino, entre Ponferrada y Villablino.
Camino de Villablino, iba el estrecho tren, con su chasquido de trueno, soplando el humo cansado, de la sonriente locomotora, que atravesaba las montañas, vestidas de fértil arboleda, que baja a beber al Sil, entre capas de carbón, que son la negra esperanza, de las minas arruinadas, que el ferrocarril abraza, como una culebra de vapor, que va de estación en estación, dejando los suspiros de la vida, entre tormentas de sudor, para que Ponferrada sonría, al ver los bravos mineros con las lámparas apagadas, buscando la mejor
diversión, que sabe a mina profunda, y abandonada costumbre
de cabalgar en el ferrocarril, para llegar a Ponferrada a
dejar la miserable paga.
Cuántos encantados recuerdos, vienen a mi pensamiento, de la Empresa "La Minero"a la que dediqué toda mi vida laboral, saboreando el negro turrón, de la esencia de mi vida
en el tren de mi destino, entre Ponferrada y Villablino.