Muy bien Ana María. No soy capaz de ubicarte en este momento entre la muchachada -supongo que eres muy joven- de Villamartín, pero veo que has podido disfrutar con las pequeñas travesuras cometidas esa noche. Por otro lado, es una satisfacción comprobar que las nuevas generaciones, con ayuda de las más maduras, siguen manteniendo esos ritos que se pierden en la noche de los tiempos. Salud y... anarquía, que decían los de la FAI.