Como, según confesión de parte y, me parece, en descargo personal, los tres miembros de la Junta Vecinal decidieron por unanimidad no instalar la dichosa antena, yo sugeriría que, a la vista de la polvareda levantada, los tres se reunieran de nuevo y repensaran su decisión; tal vez comprendieran las razones de la airada reacción suscitada y decidieran rectificar, -dicen que de sabios es rectificar-, para el bien de todo el pueblo. Creo que todos se lo agradecerían.