Luz ahora: 0,15080 €/kWh
A MI TIO AGUSTIN
Cuantos recuerdos suyos vienen a mi memoria tío.
Aquellos ratos pasados en su compañía en la fragua tirando de aquel fuelle, al que apenas llegaba dada la pequeña estatura de mi corta edad.
Aquella facilidad que Vd tenía para dominar a las reses y caballerías a la hora de colacarlas los callos y las herraduras, que con anterioridad había construido, y con la misma facilidad adaptaba a la medida de la pezuña.
Aquella pericia que Vd tenía para dar solución a cualquier problema o avería en un arado, segadora, limpiadora, etc, disponiendo unicamente de cuatro herramientas básicas.
Aquellas filigranas verdaderas obras de arte que Vd hacía con un simple trozo de aquellos hierros que almacenaba al lado de la pila de agua, y debajo de la panza del fuelle que daba viento a la fragua.
Aquella facilidad que Vd tenía para dar el necesario temple al hierro una vez terminado su moldeo, dándoles la temperatura adecuada que conocía por el color, inttroduciendo a continuación la pieza en el agua de la pila repetidas veces hasta conseguirlo.
Aquellos paseos con Vd desde la fragua hasta casa a través de aquellas calles aun sin asfaltar llegada la hora comer, durante los cuales aprovechaba para contarme mil historias y aventuras, muchas de ellas que aun recuerdo.
Seguro tío que alla donde este, la puerta de esa casa habrá sido forjada por Vd, y este sitio no puede ser otro que el cielo.
Gracias por su bondad y el cariño que Vd siempre tuvo conmigo.
Carmelo López Prado
Cuantos recuerdos suyos vienen a mi memoria tío.
Aquellos ratos pasados en su compañía en la fragua tirando de aquel fuelle, al que apenas llegaba dada la pequeña estatura de mi corta edad.
Aquella facilidad que Vd tenía para dominar a las reses y caballerías a la hora de colacarlas los callos y las herraduras, que con anterioridad había construido, y con la misma facilidad adaptaba a la medida de la pezuña.
Aquella pericia que Vd tenía para dar solución a cualquier problema o avería en un arado, segadora, limpiadora, etc, disponiendo unicamente de cuatro herramientas básicas.
Aquellas filigranas verdaderas obras de arte que Vd hacía con un simple trozo de aquellos hierros que almacenaba al lado de la pila de agua, y debajo de la panza del fuelle que daba viento a la fragua.
Aquella facilidad que Vd tenía para dar el necesario temple al hierro una vez terminado su moldeo, dándoles la temperatura adecuada que conocía por el color, inttroduciendo a continuación la pieza en el agua de la pila repetidas veces hasta conseguirlo.
Aquellos paseos con Vd desde la fragua hasta casa a través de aquellas calles aun sin asfaltar llegada la hora comer, durante los cuales aprovechaba para contarme mil historias y aventuras, muchas de ellas que aun recuerdo.
Seguro tío que alla donde este, la puerta de esa casa habrá sido forjada por Vd, y este sitio no puede ser otro que el cielo.
Gracias por su bondad y el cariño que Vd siempre tuvo conmigo.
Carmelo López Prado