Mimo, con mi pésame, me permito enviarte la despedida que yo tengo preparada para cuando legue el momento. Quizá sea un punto de vista diferente en lo tocante a la vida y a la muerte, pero es mi forma de vivirlas. Si te sientes ofendido te pido disculpas, bórralo, lo entenderé, pero espero que anime tu corazón dolorido.
Para mi despedida, que no sé cuándo será.
NO lloréis por mí. Si me he ido es porque mi Padre me ha llamado. En el libro de la vida estaba escrito desde siempre que mi tiempo entre vosotros, mis seres queridos, mis amigos y los que no lo hemos sido tanto, había de terminar en esta hora y este punto.
Me voy contento de haber vivido entre vosotros, de vosotros aprendí y a vosotros enseñé, os quise y me quisisteis, juntos pasamos buenos ratos y fuimos felices.
Recordarme como una persona que quiso serlo, y a veces, lo consiguió.
Considero que fui un mimado del Padre, pues sentí Su presencia en muchos momentos de mi vida y me permitió ver cosas de manera diferente de cómo muchos las ven, así pude ver que la vida es bella por sí misma y aún en los peores momentos, sigue siendo hermosa, muy hermosa y sólo os pido que desde ahora la vivíais con toda la intensidad que permitan vuestras fuerzas y no os preocupéis en exceso de mañana, puesto que aún no ha llegado, y cuando llegue, Él, os lo entregará nuevo, a punto para ser estrenado y ser disfrutado; pero pensar en todo momento que este instante puede ser el último de vuestra presencia sobre la tierra, y así debéis estar siempre dispuestos y apunto para la partida, pues no sabéis en que momento seréis llamados; está bien que cuando nos disponemos a partir tengamos las cuentas arregladas; no preparéis maletas porque todo el equipaje que os es permitido llevaros son las obras que hayáis realizado en vuestra vida y esos hechos están todos pesados y contados y no se perderá ni uno solo de ellos.
No lloréis por mí, porque yo, no volveré; he dado el paso obligado, indispensable para seguir en el camino, y aquí os esperaré. No temáis a la muerte, es compañera vieja y ya nos conoce, y por otra parte es como el sueño profundo de un día en que estamos muy, muy cansados, y tras mucho tiempo de apacible y sosegado sueño, despertamos, pero con la pequeña diferencia de que en este hemos pasado a vivir sin haber de soportar el peso de ese cuerpo que ahí permanece rígido y a punto de empezar su desaparición. En él dejé enfermedades y necesidades; aquí no le necesitamos, y si pudiera os haría una visita para informaros pero no nos es permitido.
Para mí solo os pido un recuerdo de mi paso por entre vosotros y, mis restos, si no os incomoda, convertirlos en ceniza y cuando llegue el verano, en una tarde de agosto, llevarlos al pueblo donde nací, y allí en las eras de arriba, en el lado norte de la caseta de Felicísimo, a cincuenta metros, abrir la caja o donde estén depositadas, y permitir que el viento, el solano, viejo amigo, las lleve con él, y las reparta donde estime oportuno. Si alguna quedara ponerlas en el panteón familiar donde reposan los restos de los que más me quisieron, mis progenitores, y allí descansaremos juntos por los tiempos perdidos, ellos y los otros que junto a mi estuvieron en mis mejores días, o eso creo.
Ni lloréis, ni recéis por mí, El Padre me tiene dispuesto todo lo necesario para seguir el camino a su presencia, hermosa jornada, me toca iniciar tan pronto como esté preparado, pero eso es otra cosa en la que no debemos pensar, pues no está aún a nuestro alcance. Si os sentís tristes y desanimados por mi ausencia, hacer lo mejor que hay, poneros en las manos de Él, y Él os consolará con su presencia y os hará el camino más llevadero.
La vida es bella. Vividla, pues nadie sabe hasta cuándo la tiene concedida, y sepáis que cuando alguien de vosotros sea llamado, yo le estaré esperando para hacerle compañía, como a mí me la han hecho los que vinieron antes que yo y a los que mucho quería.
Y ahora, os ruego que terminéis de tener mi duelo en vuestras almas, mantenedme en vuestro recuerdo para que mi presencia entre vosotros permanezca, y así, mantener ese vínculo de unión entre nosotros más allá del tiempo. Brindad a mi memoria, y seguir vuestra vida como si nada hubiere sucedido y pensar que la vida es corta, pero el futuro después, es interminable, increíble, inimaginable y al final la LUZ, la auténtica, la genuina.
Adiós, vivir libres, recordarme, y recordad que yo os estaré esperando.
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