Iglesia de Santiago Apóstol.
Típica construcción paramesa de gruesos muros de
tapial revestido de argamasa. Se cierra a los pies con la
torre de canto rodado y
mortero, rematada con
espadaña de ladrillo donde se asientan las
campanas a las que se sube por un husillo de setenta y dos peldaños de madera. El cuerpo
principal es obra del siglo XVI, y del primer tercio del siglo XVIII la espadaña.
El
interior es de una nave, separada de la cabecera por un
arco de medio punto rebajado; se cubre con
artesonado liso y vigas al aire. La cabecera va coronada por una
cúpula rebajada que oculta un artesonado de madera tallada del siglo XVI. El frente lo
llena el
retablo mayor, obra anónima de buenos tallistas
leoneses del primer tercio del siglo XVII. Éste se estructura en tres
calles y tres alturas; las calles enmarcadas por
columnas estriadas en espiral. La
calle central lleva sobre el zócalo, de moderna construcción, el sagrario, pieza barroca de notable valor
artístico, de mediados del siglo XVII, con altorelieves en los costados y en la
puerta, y columnillas arracimadas. Sobre él la imagen de Santiago
peregrino, de la primera mitad del siglo XX, de los talleres de
arte religioso de Olot. Por encima de la
hornacina, coronando el retablo, un
Calvario con talla policromada del
Crucificado del siglo XVI, flanqueado por la
Virgen y
San Juan, pinturas sobre tabla del siglo XVII.
Las calles laterales reproducen iconografía Santiaguista en tres lienzos, y otros tres más representan el Nacimiento, la Adoración de los Reyes y San Froilán. Son
obras de finales del siglo XVII, de
pintores leoneses como Raposo y otros.
En el arranque de la nave, y a ambos costados, contemplamos sendos
retablos de
menor tamaño pero no menor valor artísatico. En el costado derecho el de las
Ánimas, de mediados del siglo XVII. En un lienzo grande se representa la
Santa Trinidad con las almas del purgatorio a sus pies; lo remata un frontoncillo con un pequeño lienzo del siglo XVIII de la Virgen de la Portería, devoción que extienden por el Páramo los franciscanos descalzos de Villamañán. El otro retablo del costado izquierdo se estructura en tres calles con
hornacinas para
imágenes. En la central la Virgen del Rosario, talla de marcado carácter popular, no carente de mérito artístico, bellamente policromada, obra del siglo XVI, recientemente
restaurada. Coronando el mismo una preciosa talla barroca del
Niño Jesús representado como Rey del universo. Una última talla, también barroca, en la hornacina izquierda, es la imagen de
San Antonio Abad, devoción muy extendida en el ámbito
rural por su protección de los animales. En la hornacina derecha falta otra imagen que, presumiblemente, sería un San Roque que en tiempos pasados tuvo su propio retablo, lamentablemente desaparecido.
También cabe reseñar otras piezas de notable valor artístico. Así, la
pila bautismal, gran copa de
piedra pulida con bellos motivos ornamentales, data del primer tercio del siglo XVII. Y la
Cruz procesional; una excelente obra de plata repujada y cincelada del platero
leonés Juan de Mora, del primer tercio del siglo XVII. Y terminamos con otra interesante pieza de orfebrería: la pequeña Custodia de plata sobredorada, hecha en
León en 1.698.