El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice:- Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero
hacerte una confesión.- No, no, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo.- Pero, mujer, es preciso - insiste el marido - Es preciso morir en paz. Te quiero confesar algo.-
Está bien, está bien. ¡Habla!-
He tenido relaciones con tu hermana, tu mamá y tu mejor amiga.
- Lo sé, lo sé... ¡Por eso te envenené! Que bien fotos, ahi esta mi chico, si hombre el rubin, Hola victor, te queremos un saludo de ino y un besin mio.