Un señor entra en una antigua barbería para afeitarse. Tiene la mala suerte de que le toca el aprendiz que se estrena con su primer trabajo. Conforme avanza el afeitado le va dejando más cortes. En la cara, en el cuello, en la barbilla, en las orejas… Cuando por fin el chaval termina su trabajo le pregunta solícito al cliente: ¿Desea algo mas el señor?. A lo cual responde éste muy indignado: No, nada, cuando quieras puedes entrar a matar.