Tengo una curiosidad y dados los años que pasaron dudo que alguien se ofenda.
Yo era muy pequeño, corrían los años 1954...
Tiempo de mucho control sobre alcohol, tabaco.. el cabo de la Guardia civil era Dios y el Cura más que el demonio.
En esta ilustre villa de Villavelasco (valga la redundancia) había un buen alambique o Alquitara que producía un orujo de maravilla. A menudo viajé entre garrafas cuyo destino era Sahagún.
Tengo mucha curiosidad por saber quién era el fabricante de tan excelso producto.
Vaya desde aquí mi aprecio y admiración. Mi pena por haber sido tan chiquito en aquel tiempo (estaba en la escuela) y no haber podido disfrutar.
De todas formas era toda una aventura.
Yo era muy pequeño, corrían los años 1954...
Tiempo de mucho control sobre alcohol, tabaco.. el cabo de la Guardia civil era Dios y el Cura más que el demonio.
En esta ilustre villa de Villavelasco (valga la redundancia) había un buen alambique o Alquitara que producía un orujo de maravilla. A menudo viajé entre garrafas cuyo destino era Sahagún.
Tengo mucha curiosidad por saber quién era el fabricante de tan excelso producto.
Vaya desde aquí mi aprecio y admiración. Mi pena por haber sido tan chiquito en aquel tiempo (estaba en la escuela) y no haber podido disfrutar.
De todas formas era toda una aventura.
Tenía yo cuatgro años cuando probé mi priner orujo, unas escurriduras,, que me daban mis primos Julian y Enrique, y era de ese alambique, pero mo se aquien era el propietario, el nombre del alambique creo que era "Aguardientes Villavelasco", siento no poder ayudarte mas.
Gracias Juan... al menos somos dos los que tenemos esa memoria de aquél excelso producto.
Qué rico en las mañanas heladas mojando un pedazo de pan en el orujo o unos churros con chocolate precedidos por una copita.
Mis mejores recuerdos de Villavelasco están en la vendimia y pisada de uvas, en aquellas matanzas por San Martín, el excelente jamón y los cangrejos del Valderaduey. Sus gentes francas, sencillas pero pletóricas de cualidades que hoy en día no se sprecian con la misma intensidad.
Qué rico en las mañanas heladas mojando un pedazo de pan en el orujo o unos churros con chocolate precedidos por una copita.
Mis mejores recuerdos de Villavelasco están en la vendimia y pisada de uvas, en aquellas matanzas por San Martín, el excelente jamón y los cangrejos del Valderaduey. Sus gentes francas, sencillas pero pletóricas de cualidades que hoy en día no se sprecian con la misma intensidad.