¡Ammigo que poesia!, ¿no lo habras vivido, verdad?, por que sólo pensarlo se me heriza el pelo. Terminas diciendo:
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Sin médico ni partera
Solo la ayuda de Dios.
¡Y la tuya, amigo mio, y la tuya!.
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Sin médico ni partera
Solo la ayuda de Dios.
¡Y la tuya, amigo mio, y la tuya!.