Dejando muy cerca la Abadia de Lebanza y siguiendo sus aguas que zigzaguean entre prados sempiternamente verdes, llegaremos a la Venta Urbaneja y al molino de Sopeña al remanso del Tremaya, y veremos un rio ya chico, montaraz, que en ese punto hará subir hacia ese rincón acogedor, bello y natural que es el Valle de Redondos, saliendonos al paso el diminuto acogedor pueblo de Tremaya y, más arriba, San Juan y Santa Maria de Redondo (los dos redondos), antiguos enclaves que deben su origen a las repoblaciones ... (ver texto completo)