¡Qué bonitas y elocuentes
fotografias nos regala PEDRO MIGUEL!. Esta concretamente es bellísima, con un enfoque único desde el quicio del
arco del
molino que está situado en la Cascajea junto a la
puerta de
San Roque.
Tambien a mi, al contemplar esta
foto, me asaltan recuerdos de crudo
invierno minimizado por el rescoldo de una buena lumbre, ¡de aquellas que preparaba mi padre en la cocina familiar!.
La gripe va cediendo pero ¡caramba!, me lo ha hecho pasar mal.
Un abrazo a todos/as.