La demolición del
edificio que antaño albergaba la antigua Fontaneda sigue su curso en Aguilar. Muchos son los curiosos que se acercan cada día a ver como avanza una obra a través de la cual las máquinas están dando paso a un vacío que será muy difícil de llenar. Y es que con la desaparición de la
fábrica, desaparece también gran parte de la
historia del municipio y una de sus mayores señas de identidad.