Puerta de entrada a la 'Montaña Palentina', el olor a vainilla de las fábricas de galletas es uno de los encantos que se descubren mientras uno pasea a través de este conjunto histórico. Esta hermosa tierra palentina que cabalga entre la aspereza de tierra de campos y el verdor de la montaña, maravilla al mostrar la gran cantidad de románico instalado en su terreno.