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AGUILAR DE CAMPOO: Heridas sin cerrar...

Heridas sin cerrar

Heridas que aún recuerda Luis Cabañas, que no era trabajador de la fábrica pero a la que sí le unían lazos familiares muy estrechos al ser nieto de Saturnina Fontaneda, hermana de Aniano y Rafael, responsables de la modernización y del despegue definitivo de la marca. “Cuando nos enteramos nos sentó como si nos hubieran dicho que se llevaban la Colegiata o el Monasterio de Santa María la Real. El anuncio de cierre nos pareció una infamia y el pueblo se unió en pro de una misma causa. Todos nos hicimos amigos en lo que fue una lucha diaria”, rememora. Según Cabañas, historias “había muchas” y muchos eran también “los dramas personales que se escondían detrás de cada una”.

Sin embargo, lo que peligraba era la identidad de todo un pueblo. “El orgullo que todos los vecinos teníamos por la fábrica era enorme, ya que su valor sea comparaba a cualquier otro emblema histórico de Aguilar”, añade. De ahí que la unión hiciese la fuerza y todos colaborasen para evitar la decadencia del municipio. “La respuesta por parte de toda España fue impresionante”, asegura Luis agradecido.

A su memoria llegan imágenes de las multitudinarias reuniones a las puertas de la fábrica, donde se entonaban un sinfín de canciones. “El ambiente que se vivía allí…todavía se me pone la piel de gallina. Los coches y camiones que pasaban hacían sonar su claxon para mostrarnos su apoyo. Incluso nos entrevistamos con alcaldes y jefes de compra de grandes superficies para que dejaran de adquirir productos de la marca Fontaneda en una especie de boicot a nivel nacional”, señala.