Bocados para celíacos.
Esther Neila | Valladolid
"Ha sido un gran avance que puedan comer galletas". Gullón, uno de los mayores fabricantes españoles de 'desayunos', lanzó en 1998 sus marías sin gluten, elaboradas con harinas de maíz, soja y arroz.
"Quién iba a imaginar hace unos años que podrían comer derivados de las harinas", explica Eva María Lamalfa Gil, responsable de Comunicación de esta factoría de Aguilar de Campoo (Palencia). Años más tarde, la firma creó cookies de cacao y pastas artesanas para el colectivo.
Repostería, panadería y bollería fueron tradicionalmente terreno vetado para quienes padecen intolerancia al gluten, una proteína presente en los cereales más extendidos en la industria agroalimentaria (trigo, avena, cebada, centeno y triclae), ya sea en forma de harinas o aditivos.
En las dos últimas décadas, el compromiso y esfuerzo investigador de un grupo de compañías ha permitido ampliar la lista de productos aptos, sustituyendo esas semillas 'tóxicas' por ingredientes que no sólo resulten inocuos para su salud, sino que además procuren texturas y sabores a la altura de sus paladares.
En la misma Aguilar de Campoo, Grupo Siro, el otro gigante nacional del sector, fabrica galletas sin gluten en una línea de producción "destinada única y exclusivamente" a esta elaboración, para evitar la presencia de trazas contaminantes.
"Es un requisito fundamental que todas las áreas de elaboración y de contacto estén perfectamente aisladas, desde la recepción de materias primas hasta el paletizado del producto terminado", explican fuentes de la compañía. Lo mismo sucede en otra de sus plantas, situada en Venta de Baños, de donde salen tortitas de maíz y arroz 'para todos los públicos'.
Esther Neila | Valladolid
"Ha sido un gran avance que puedan comer galletas". Gullón, uno de los mayores fabricantes españoles de 'desayunos', lanzó en 1998 sus marías sin gluten, elaboradas con harinas de maíz, soja y arroz.
"Quién iba a imaginar hace unos años que podrían comer derivados de las harinas", explica Eva María Lamalfa Gil, responsable de Comunicación de esta factoría de Aguilar de Campoo (Palencia). Años más tarde, la firma creó cookies de cacao y pastas artesanas para el colectivo.
Repostería, panadería y bollería fueron tradicionalmente terreno vetado para quienes padecen intolerancia al gluten, una proteína presente en los cereales más extendidos en la industria agroalimentaria (trigo, avena, cebada, centeno y triclae), ya sea en forma de harinas o aditivos.
En las dos últimas décadas, el compromiso y esfuerzo investigador de un grupo de compañías ha permitido ampliar la lista de productos aptos, sustituyendo esas semillas 'tóxicas' por ingredientes que no sólo resulten inocuos para su salud, sino que además procuren texturas y sabores a la altura de sus paladares.
En la misma Aguilar de Campoo, Grupo Siro, el otro gigante nacional del sector, fabrica galletas sin gluten en una línea de producción "destinada única y exclusivamente" a esta elaboración, para evitar la presencia de trazas contaminantes.
"Es un requisito fundamental que todas las áreas de elaboración y de contacto estén perfectamente aisladas, desde la recepción de materias primas hasta el paletizado del producto terminado", explican fuentes de la compañía. Lo mismo sucede en otra de sus plantas, situada en Venta de Baños, de donde salen tortitas de maíz y arroz 'para todos los públicos'.